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Little Dreamer ...

viernes, noviembre 8

Pues dicen que no hay dos sin tres.

Hay días en los que sólo necesitas un abrazo. Sólo. Y que las personas que se pasan el día diciendo que están ahí para todo lo que necesites, no te lo den, eso, eso duele.
Que sí, que no es que me lo hayan negado, pero no se han dado cuenta de que lo necesitaba. Yo no voy por ahí mendigando cosas, me gusta que la gente se de cuenta de cuando necesito una sonrisa o un abrazo. Pero parece que mi idioma sólo lo hablo yo.

Cada vez es alguien diferente, te crees sus palabras y luego pasan igual. Sin quererlo, sin darse cuenta, pero es que deberían de darse cuenta. Que si ven que tengo un mal día sea capaz de recorrerse media ciudad para darme ese abrazo. ¿Es mucho lo que pido? pues lo es. O eso, o me junto con gente que no llega a
eso.

Parece que nadie se da cuenta de lo que me pasa. Me siento horrorosamente sola y todos siguen con su mundo. Que sí, que yo soy fuerte, mañana iré con una sonrisa a clase. Pero eso es el exterior, se fingir, no me gusta hacerme la víctima, por eso escribo. Pero una cosa es hacerse la víctima o no, y otra es que se preocupen por mi. Y parece que lo último no lo hace nadie.

Así que para la siguiente ya sé que no debo esperar nada de nadie. Me las apañaré yo sola, y si alguien quiere aparecer, pues que haga lo que le dé la gana. Total, es lo que siempre hacen todos.

En eso se resume todo, no? Que cada uno hace lo que le place. Y los actos valen más que mil palabras. Yo las palabras las he escuchado y leído todas. ¿Actos? Ninguno.

Así es la vida.

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